Las manos de José Raúl Rangel estaban inquietas. Parecían, por momentos, las extremidades de un muñeco de ventrílocuo que se negaban a permanecer rígidas. El joven portero nacido en Zapotlán El Grande, Jalisco, jugó su primer partido en la Liga Mx con la tarea titánica de detener al Toluca. Aunque empezó nervioso, sus atajadas sirvieron de mucho para que Chivas lograra el empate 1-1 en el estadio Nemesio Díez, cuando parecía una misión imposible.