Fue una ceremonia tersa, armoniosa. El desalojo electoral de décadas de gobiernos alineados con la escuela política ahora conocida como priísta fue casi amistoso: el Presidente de la República, invitado a dar un mensaje, hizo un amplio reconocimiento al mandatario estatal cedente, Alfredo del Mazo, y al ex ocupante de Los Pinos Enrique Peña Nieto por no cometer fraudes electorales y permitir la alternancia de siglas partidistas.