Recuerdo bastante bien cuán agitado fue el traslado de aquella noche de septiembre, desde Santiago, para poder llegar oportunamente al aeropuerto de Pudahuel. Resulta que grandes contingentes de mineros huelguistas de la famosa y monumental mina de cobre llamada El Teniente –decían que era la mayor del mundo– marchaban sobre Santiago y habían interrumpido la vía normal de acceso.